Así pues, a las 8 estoy caminando ligero de equipaje por la misma pista que había hecho el día anterior, pero esta vez en vez de bajarla, la subía. Hago unos tres kilómetros hasta que llego a la cabaña de Santa Ana, y unos metros más adelante giro hacía la derecha y pillo un sendero que cruza el río por un bonito puente (palanca de la ribera) y que al poco comienza a ascender por la ladera. Aquí hay dos opciones, pues el camino se bifurca. Intento seguir las marcas, pero estas se meten por un tramo de bosque y me acabo perdiendo, así que después de perder 20 minutos buscando señales, decido volver a la bifurcación anterior y pillar el otro camino, que es más llano y acaba siendo el bueno. Este sendero va entre arboles y es ameno, y después de, aproximadamente, una hora, llego a la cabaña de la coma, un modesto refugio aislado de las rutas principales. Avanzo algo más y llego al cruce que confluye con el camino que sigue la gente que va a hacer el perdiguero desde el refugio de Estós.
Aquí comienza lo bueno, pues se gira a la derecha y se comienza a subir cerca de un barranco, por una fuerte y pronunciada pendiente. Se va dejando el valle cada vez más abajo hasta que llega un punto en que los arboles se comienzan a acabar y se cruza el torrente. A partir de ahora, iré por la derecha del riachuelo, aunque este no tardará mucho en desaparecer. Después de cruzarlo, viene un tramo algo más llano en el que me fijo que nace una cascada que sale del interior de una pared de roca, así que tomo nota para la vuelta.
La subida se va empinando y llega un momento en que se ve el ibonet del perfiguero, que queda a mano izquierda, aunque está casi seco. Aquí comienza la primera parte dura de la ascensión. Una fuerte pendiente cubierta de grandes piedras en la cual no está nada claro el camino a seguir. Acabo perdiendo el rastro de hitos que iba siguiendo y acabo haciendo un rodeo bastante grande para llegar al paso que hay a la izquierda.. aunque no soy el único. Creo que cada persona que va debe subir por un sitio diferente pues el camino es imposible de seguir.
De todas formas, llega un momento que dejo la primera pedrera atrás y salgo a una zona más abierta y llana con bastantes zonas de prados.
Aquí los hitos son mucho más visibles y sigo ascendiendo dirección a la gran mole rocosa que tengo justo enfrente. Por un rato el camino es más llevadero, y se comienza a rodear el pico por su parte derecha hasta ver el bello circo de Literola, con su ibon y sus heleros. Aquí comienza la parte final, que acaba siendo la peor... hay que girar a la izquierda y comenzar a escalar entre piedras sueltas para remontar los cientos de metros que aún faltan hasta la cima. De nuevo, los hitos son casi imposible de seguir, así que miro de guiarme por las otras personas que están subiendo y me dirijo hacía arriba con mucha paciencia. No es una subida difícil, aunque tiene su peligro porque las rocas a veces se mueven y siempre se corre el riesgo de que una de ellas caiga cuando estás encima suyo y te lleves un susto.
No sé cuanto rato estoy subiendo, pero al final parece que la pendiente baja y se comienza a ver la cima. Deben quedar unos 500 metros para llegar a ella y únicamente hay que caminar por una amplia arista que no tiene ningún peligro. Pero hay una trampa, y es que toda la parte final también está cubierta de rocas de tamaño intermedio que no permiten avanzar con velocidad, moviéndose algunas de ellas. Así que no se puede correr y con paciencia voy acercándome y viendo que incluso hay algún paso algo más complicado de lo que parecía desde la distancia.
Pero al final, y después de más de 4 horas de caminata y unos 14 kilómetros de ascensión, se acaba llegando a la cima; hay que reconocer que el paisaje que se otea desde ella recompensa el esfuerzo con creces. Desde ella, se pueden ver los principales macizos del pirineo aragonés: Posets, Monte Perdido, Vignemale, el tremendo circo del Aneto y la Maladeta, Bachimala, etc. Además, tenemos justo debajo el lago y glaciar del Portillón de Oô y el ibón del Literola con los heleros que aún quedan. +
Me paso un buen rato en la cima, pues además hace un día fantástico con una claridad como pocas veces. pero al final hay que bajar y eso comienzo a hacer... de nuevo con mucha paciencia para no llevarme un susto entre los millones de piedras que hay en el camino. Bajando se pueden seguir lago mejor los hitos, así que creo que voy por un camino algo más directo que a la subida y con mucha paciencia voy bajando hasta llegar al lugar donde nacía el torrente del interior de la roca. Aquí hago una parada y aprovecho para refrescarme un poco y beber agua, que está congelada.
Al cabo de un rato toca bajar de nuevo. Esta vez voy hasta la cabaña del Tormo y allí tomo la pista que había tomado el día anterior, pero esta vez voy sin mochila. En menos de dos horas ya estoy en el camping de nuevo. Llegaré a las 19.20 con 28 kilómetros y unos 2100 de desnivel positivo.
Perdiguero, a pesar de no ser complicada, es uno de las montañas que he subido que más largas se me han hecho debido a tanta piedra suelta, pero tiene una de las vistas privilegiadas. Una montaña espectacular.